agosto 01, 2019

CUENTOS DE FÚTBOL: ÚLTIMO BALÓN

UNA HISTORIA DE PASIÓN (Félix Carlón Zapata).(*)

Abel Sánchez llega al estadio  por fin el día esperado, después de muchas ilusiones y aún sinsabores, allí estaba él, pisando el césped recién cortado ese inigualable aroma a fútbol de siempre, una preciosa mañana de primavera del año 89, esos días que llaman al juego y a la alegría
 Aquel estadio, templo uno de los grandes, incomparable, grandioso, las gradas, los vestuarios, el rumor de grandes gestas, espíritus de jugadores irrepetibles, todo como lo había soñado despierto en innumerables noches y días, excepto que estaba allí con la potestad de elegir quien juega, quien va a jugar en el escenario de su vida, en eso que algunos llaman teatro de los sueños, jugadores de segunda en un estadio de primera, de uno de “esos” grandes recintos, imponente.

Un sueño, un logro, la ilusión de muchos, el motivo de lucha para otros cuantos.
Abel puede elegir quien juega, a quien le pone la camiseta de la felicidad y a quien el chándal de la espera, a cualquiera de su plantilla, menos a él mismo, es el mister!, y lo es tras haber dejado de ser futbolista, su pasión, su ilusión.. su vida, siempre su frase en mi mente “yo no tengo glóbulos blancos, tengo baloncitos en la sangre, miles de ellos”.

 (¿Qué es la vida sin el fútbol?, me preguntaba él, recién despierto de la anestesia.)

-Puedo poner a cualquiera menos a mi, su felicidad en mis manos, ¿en manos de quien la mía?
 Partido grande, ascenso en juego, prensa, espectadores, ¿Qué mas puede desear su equipo, a que mas aspira nuestro Míster Sánchez, Abel?
- ¿Pasa algo Míster? pregunta el capitán Carlos M. en el mismo césped, antiguo compañero de equipo en blancas  categorías inferiores, ahora uno sigue jugando el otro....es entrenador, ese tipo de futbolista que todos quieren en su equipo, entrañable, amigo, cómplice…


- Nada Capi, ¿porque?, contesta Abel desde su interior, luchando contra el subconsciente


- Vamos Míster, te conozco, algo pasa, sé que no estás preocupado mas de la cuenta, pero algo te sucede, sea lo que fuere, disfruta de lo que tenemos delante.


- Cosas mías, nada que tenga importancia, Carlos ¿Como ves a los chicos?


Maldita sea,¿ nada que tenga importancia?, la rabia contenida contra....¿contra quien? Nunca creyó en la mala suerte, nunca hasta aquel maldito “crack” de la rodilla, en ese bolo ruín de verano. La suerte ¿hay que buscarla? Claro que sí, pero no siempre llama a la puerta de uno, que no me jodan con tonterías de que cada uno tiene lo que se merece.!


- Vamos Abel, vale ya de "lloriqueos" y quejas y adelante, una vez mas “el si mismo” es el peor enemigo, se habla, se ánima,  aquello de vivir el ahora que aprendió en un libro de auto"des"ayuda. Vamos, se dice una vez mas, con energía a si mismo. ¿Eres el míster no? pues da ejemplo de hombría y optimismo, los futbolistas pueden pensar que te supera el partido. Vale adelante, pero maldita sea¡¡¡ (sigue el diálogo interior, impertérrito, incesante, inagotable)


 El encuentro, ante uno de aquellos filiales de los grandes, con nombres tan significativos, como Castilla ,Barcelona Atlético, Atlético Madrileño, Betis Deportivo, solo nombrarlos infunde respeto, y en aquella mañana todo es perfecto, ideal, el fútbol como juego maravilloso, el espectáculo para loar o denigrar a los jugadores, y también para el entrenador, pondría su culo en el mismo banco que grandes ilustres de la teoría futbolística, no era menos que ellos, ni peor preparado, solo con menos suerte (es decir menor capacidad de amiguismo).

-Este es el partido de nuestras vidas chicos, oye decir al delegado, tipo agradable y atento. Será el de las suyas, piensa Abel, para mi es el de la frustración, me cago en…

 Abel Sánchez difícilmente convive con las sensaciones que siente, tensión, optimismo, ideales, melancolía. Jamás Abel ha sentido tanta añoranza de ser jugador profesional ( o casi) como esta mañana, como este día, como la noche anterior y sus sueños puntuales a la cita. Noches de dolor y en vela habían formado parte de la cotidianeidad, rehabilitaciones, quirófanos, desesperanza y siempre ilusión por volver, pero nostalgia como aquel día , nunca.

El coliseo estaba allí, para sus jugadores, que no para él. Lástima querido Abel, lástima.

 Las esperanzas de 20 jugadores, curtidos ya algunos, otros con la ilusión de los que empiezan, los sueños de todos en sus manos o en su cabeza, o donde quiera que sea el lugar anatómico donde un entrenador elige los 11 que juegan y otros tantos que se cabrean, pero él no se podía poner, cosas de la vida.
 Abel Sánchez era el ‘entrenador’, pero hubiera dado cualquier cosa por jugar aquel partido, que además incidía en el ascenso, se respiraba tensión, ansiedad, emotividad, compañerismo…el mister dirigía a todos, a todos menos a él mismo, se trago las lágrimas y comenzó a charlar con los artistas, intentando poner algo de tranquilidad en aquellas mentes y sus inquietos músculos, sus aceleradas cabezas, todo los chicos empezaron a pensar si calzar botas de 6 tacos ó 12, y toda esa parafernalia que forma parte del partido, curiosamente de las cosas que mas se añoran cuando no se tienen, vendarse, los masajes, cambiarse, elegir botas, calentar, los nervios disimulados, la pizarra táctica y la imposibilidad de seguir tanta flecha, todo el bagaje de un partido grabado a fuego en las neuronas de quienes lo vivieron alguna vez.

La vamos a liar Míster, hoy sales de aquí por la puerta grande. Grande Nacho F, uno de los veteranos, tres mil temporadas en 2ª, sabe lo que dice y aprecia mucho a Abel.


- Claro que sí máquina. Y vas a ganar dinero para un Seminario. Comenta el Míster, le llamaban "padre" Nacho, por su protectora y pedagógica manera de ser, aunque como central, rascaba lo que no está escrito, los centrales de entonces, malencarados, fuertes como armarios, valientes hasta el paroxismo, las mejoras personas fuera del 100 X 70...... Un genio


- Vamos equipo, atentos, hora de concentrarse, quitamos la música y me atendéis solo y exclusivamente a mi  y de que os recuerde la "tabarra" táctica.
 Sánchez, Abel ha recuperado el "oremus" y trata desde ya de energizar a los suyos.
Continuará

* Abel Sánchez, una historia de pasión (Miguel de Unamuno)